En el siglo V, antes de la caída del Imperio Romano, había una unidad cultural y espiritual. La cultura era una mezcla de la griega y de la romana. Una mezcla como aquella nunca la hemos tenido, ni se volvió a producir.
El cristianismo se extendió en los siglos IV y V como religión importante y con mucha unión espiritual.
El Imperio Romano en el siglo III empezó a caer debido a las invasiones bárbaras que le debilitó.
En le año 395, ante las incontrolables invasiones bárbaras, Teodosio decidió dividir el Imperio entre sus hijos: Honorio el Imperio Romano de Occidente y Arcadio el Imperio Romano de Oriente.
El Imperio Romano de Occidente tenía como capital Roma. Este Imperio fue invadido por pueblos bárbaros hasta su caída en el 476. Entonces empezaron a formarse reinos independientes:
- Los Visigodos en Hispania
- Los Suevos en Galicia (Gallaecia)
- Los Anglos y los Sajones en Britania
- Los Francos en la Galia
- Los Ostrogodos en Italia
- Los Burgundios en Borgoña
- Los Vándalos en el norte de África
- Los Lombardos en los Balcanes
La capital del Imperio Romano de Oriente era Constantinopla, conservando su estructura política y no fueron conquistados. Más tarde se pasó a llamar Imperio Bizantino. Su caída se produjo en 1453.
La división de Teodosio, tuvo la consecuencia de que se rompiera la unidad política del Mediterráneo, pero la cultura y la religión sobrevivieron algún tiempo más.
Los reinos germánicos siguieron la forma de vida de los siglos anteriores. Permaneció como lengua el latín y el griego. Y tenían en común el derecho romano y la religión cristiana.
El emperador Justiniano en el siglo VI intentó recuperar territorios de Occidente y volver a unificar el Imperio romano, sin éxito y sin lograr conservarlo.
Desde Occidente, Carlomagno en los siglos VIII y IX trató de reconquistar el Imperio de Oriente sin llegar a unificarlo.
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