1. LA FORMACIÓN DE LOS REINOS
CRISTIANOS.
El reino de Asturias.
Los
visigodos que habían huido después de la derrota de Guadalete (la mayoría
nobles), se refugiaron en la Cordillera Cantábrica. Pelayo en el 722, obtuvo la
victoria en la batalla de Covadonga. Esto marca el inicio de la Reconquista.
Los
sucesores de Pelayo más importantes son Alfonso I y Alfonso II, que crearon un
reino alrededor de la ciudad de Oviedo independiente del dominio musulmán.
El reino de León.
El rey de Asturias
Alfonso III aprovechó la debilidad de los emires cordobeses y ocuparon los
territorios hasta el río Duero, llevando gente de Galicia, País Vasco,
cántabros y mozárabes que habían huido, comenzando la repoblación principalmente
de campesinos.
Para
controlar mejor el territorio y proteger a los campesinos, se trasladó la
capital a León (854) y Alfonso III se convirtió en rey de León. Comienza así el
reino de León.
Durante el
siglo X, en la época del Califato, se realizaron expediciones musulmanas muy
violentas (razzias) y Almansur hizo la mayoría destruyendo muchas ciudades
leonesas.
El condado de Castilla
En sus
orígenes, el territorio de Castilla era frontera oriental del reino de León.
Era una zona escasamente poblada y muy expuesta a los ataques musulmanes.
Alfonso
III fortificó este territorio con la construcción de numerosos castillos y
fundó la ciudad de Burgos. Recibió el nombre de Condado de Castilla.
Uno de sus
condes, Fernán González, consiguió independizarse y transmitió el poder en
herencia a su hijo.
Los condados y reinos pirenaicos
Marca eran territorios defensivos
localizados en la frontera del Imperio Carolingio. Estaban gobernados por
duques o marqueses que tenían bajo su mando un ejército. En concreto, en el
siglo IX, el rey franco Carlomagno realizó varias expediciones contra los
musulmanes a Al-Ándalus por la necesidad de proteger la frontera de su reino
frente a los musulmanes, construyendo esta franja protectora fuertemente
fortificada a lo largo de los Pirineos. Esta franja se llamó Marca Hispánica y se dividió en condados
gobernados por condes que dependían del rey franco.
Los condados aragoneses
Estaban
formados por Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. A principios del siglo IX, estos
Condados aragoneses consiguieron desvincularse de la tutela de los reyes
francos y convertirse en independientes, y en el siglo X los condados se situaron
bajo la influencia del reino de Pamplona.
El dominio
de los francos sobre el condado catalán fue más duradero que en Aragón o
Pamplona y el más extenso era el de Barcelona. En el año 978, el conde de
Barcelona Borrel II se negó a rendir juramento de fidelidad al rey franco y sus
dominios se convirtieron en hereditarios.
La creación del reino de Pamplona
A
principios del siglo IX, el conde de Pamplona Iñigo Arista logró independizarse
expulsando a los gobernadores francos.
Los jefes
de este Estado empezaron a llamarse a sí mismos reyes y constituyeron en el año
830 del reino de Pamplona, que posteriormente sería el reino de Navarra.
A partir del
siglo X, el rey de Navarra Sancho Garcés I consiguió numerosas victorias contra
los musulmanes y extendió su reino por las actuales provincias de Álava y La
Rioja.
El reino
conoció su máxima expansión en el siglo XI bajo el reinado de Sancho III el
mayor, que consiguió unir bajo su cetro a Castilla, Pamplona y Aragón, pero a
su muerte el reino se dividió entre sus hijos:
García Sánchez el reino de Pamplona.
Fernando el condado de Castilla.
Gonzalo los condados de Sobrarbe y
Ribagorza.
Ramiro el
condado de Aragón. (Gonzalo murió al poco tiempo y Ramiro se quedó con sus
territorios).
2. LA RECONQUISTA Y LA
REPOBLACIÓN.
La expansión en los siglos
XI – XIII
En el año
1031, cuando el Califato se descompuso en reinos de Taifas, desapareció la
inferioridad militar de los reinos cristianos. Castilla y León iniciaron una
fuerte presión militar sobre los Taifas en el siglo XI.
Los
musulmanes para defenderse de estos ataques, se comprometieron a pagar unos
tributos llamados parias, e hizo que
los reinos cristianos se enriquecieran y fortalecieran, amurallando sus
ciudades y abasteciendo su ejército.
Los
cristianos hicieron muchas conquistas por el valle del Tajo. El hijo de
Fernando I de Castilla se había dedicado a expandirse y su hijo Alfonso VI
continuó, ocupando Toledo en 1085.
Al morir
Alfonso VI, repartió su reino: Castilla y León a su hija Urraca y el condado de
Portugal a su hija Teresa.
En 1128 el
hijo de Teresa, Alfonso Enriquez, se proclamó rey independiente de Portugal.
La repoblación. Es la
ocupación de las tierras que se habían mantenido deshabitadas o que los reyes
cristianos habían conquistado liberándolas de los musulmanes. Estas tierras se
convertían en propiedad del rey, que las entregaba a los nobles en pago de sus
servicios militares o a monjes que fundan monasterios o a campesinos libres
para que se las repartieran.
Hay dos
tipos de repoblaciones:
Repoblaciones libres. A
mediados del siglo IX, se asentaron de forma masiva cerca del valle del Duero y
provenían de los condados pirenaicos. En estas zonas se formaron comunidades de
campesinos libres que poseían pequeñas parcelas de tierras y habitaban en
pequeños caseríos asilados pero cercanos entre sí, cuyo conjunto constituía una
villa.
Los
habitantes de estas villas se reunían en un Concejo
donde se decidían los asuntos del concejo o colectivo (tierras, agricultura,
cultivos, quien usaba el molino...).
A partir
del siglo XI, los campesinos vieron la necesidad de protegerse frente a los
ataques de los musulmanes y se fueron a los castillos o monasterios, creciendo
el poder de los nobles y perdiendo los campesinos el dominio de sus tierras
convirtiéndose en siervos.
Repoblaciones concejiles. A partir del siglo XIII,
cuando los reyes cristianos conquistan territorios poblados por musulmanes, el
tipo de repoblación cambió, haciéndolo de forma colectiva dirigida por nobles y
eclesiásticos en ciudades fronterizas a las que se otorgaba importantes privilegios
y derechos llamados fueros.
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